¡Mamá, cómprame un móvil!
Una de las novedades que este año presentaba la MWC16 era un reloj especialmente diseñado para niños. Con su GPS, la posibilidad de recibir llamadas, y algunas que otras cosillas más para los más pequeños.
Esta novedad ha vuelto a reabrir el debate sobre a qué edad deberían tener los más pequeños de la casa acceso a la tecnología.
Está claro que el que los más pequeños tengan móvil, da a sus progenitores la sensación de mayor seguridad. Pueden saber dónde están, pueden comunicarse con ellos, y tener la seguridad de que si les ocurre algo puede llamarles.
Ahora, revisemos la otra cara. La del acceso que se les proporciona a una libre información que no siempre está el menor en posición de digerir. Dícese violencia, sexo gratuito y otra serie de conceptos que una mente inmadura puede malinterpretar.
Ellos, los niños, lo ven como
una puerta a su vida social. Su Whatsapp, Twitter o Instagram. Si no lo tienes, estas fuera de todo. Pero se está demostrando que además es una poderosa herramienta para el acoso escolar del que tanto estamos oyendo hablar en estas ultimas semanas, y por desgracia de una forma bien desagradable. Mentes aun por formar, que ven cómo su mundo se desmorona ante comentarios, fotos o videos difundidos que les ridiculizan y humillan hasta límites que no son capaces de soportar.
Eso por una parte.
Por otra, los trastornos que les suponen en el comportamiento. Una nueva generación con una cantidad ingente de nomofóbicos, que son incapaces de separarse de su terminal. Para los cuales quedarse sin cobertura o sin batería es la mayor de las desgracias.
En el plano de la salud, también se habla de los trastornos que puede producir al sueño, y está claro cómo influye en las interacciones humanas. Si no lo subes a tu Facebook o instagram, es que no ha pasado.
También me pongo en la otra parte, y lo que les facilita la vida a los padres desde bien pequeños. Es increíble (y lo he comprobado), lo que amansa a las fieras de tiernas edades el tener un móvil o una tablet a su alcance. Para ver videos o escuchar a los payasos de la tele. Pasmada me he quedado con la influencia de la canción de inicio de Bob Esponja para que los más pequeños coman sin rechistar.
Claro, ante esas ventajas, uno pues omite algo los inconvenientes.
Como son que cuando les quitas su tecnología se transforman como un Gremlin que ha comido después de medianoche.
Así que esa filosofía de “ te lo dejo, pero solo un rato”, no siempre es válida.
Además resulta curioso cómo los promotores de todos estos artilugios, empezando por Steve Jobs, siempre han restringido el acceso a la tecnología de sus hijos. Que en casa del creador de la manzana mordida sus hijos no tuvieran un iPad resulta cuanto menos curioso. Pero estimaban que su uso podía intervenir en el normal desarrollo de sus retoños.
A que de cuentas, nosotros nos criamos sin Smartphone, consola, o Ipad y no hemos salido tan mal.