Necesitamos que alguien cambie las reglas del juego.
Ya no me trago más palabrería sobre pantallas 4k en un móvil, ni dobles cámara que hacen mejores fotos, acabados con metales ultra resistentes, smartphones acuáticos… ¡Basta ya! Pagamos una cantidad ingente de dinero por un Smartphone de última generación y la mayoría de «novedades tecnológicas» que implementan los fabricantes son intangibles. Algunos dirán: «pues no se ve igual una pantalla HD que una 2k». Bien, sí, tienes razón. La cuestión es: ¿para qué?, ¿videojuegos, pelis…?. ¿Acaso vamos a dejar de usar los televisores y las videoconsolas? No, por supuesto que no. Pero nos dejamos llevar por lo que nos hacen ver necesario en lugar de pensar en qué pueden ofrecernos por esa cantidad de dinero. Repasemos un poco la historia de los móviles para que comprendáis a qué me refiero.
Pantallas a color y táctiles
Aproximadamente por el año 200o y dando un cambio tremendo al mundo de las PDAs, Ericsson sacó al mercado el primer móvil con pantalla táctil y sistema operativo Symbian, el Ericsson R380. Nokia respondió por su parte con el Nokia 9210 Communicator, el primer móvil con pantalla de 4,5″ y 4.096 colores (una auténtica locura en aquella época). Ericsson revolucionó el mundo del móvil de consumo ofreciéndonos el T68, primer móvil con pantalla de 256 colores, mientras Nokia presentaba el móvil más pequeño, el Nokia 8310. Estos dos fabricantes cambiaron las reglas del juego, obligando al resto a seguir su estela y ofrecer móviles pequeños y con pantalla a color. Tras sólo un año, teníamos disponibles todo tipo de móviles con pantallas a color de mayor o menor tamaño, pero todos debíamos llevar el más pequeño, era la moda.
Cámaras de fotos
Sólo dos años más tarde, finalizando el 2002, encontramos en los escaparates europeos un móvil con… ¡Cámara de fotos!, el Sharp GX10. Al que hicieron compañía el Panasonic GD87 y el Nokia 3650. Aquí comenzó la lucha de las cámaras que tanto nos preocupa hoy en día, eran cámaras CIF (unos 0,3MP) y VGA (unos 0,5MP). Aquí nos encontramos ante una época de calma, donde sólo había nuevos diseños y se intentaban incorporar cámaras de mejor resolución en los móviles. Hay que señalar que Nokia ya marcaba la diferencia en todas las gamas, pero sobre todo en la gama alta con sus móviles con Symbian. Cabe destacar también de los Finlandeses que lanzaron un móvil-videoconsola, el Nokia N-Gage. Nokia se mantuvo en la cresta de la ola hasta que…
Un tal «iPhone»
Año 2007. Con Nokia dominando el mercado de los móviles en cada uno de los rangos de precio, ofreciendo móviles para todos los tipos de usuario y con Symbian haciendo las delicias de los más Geek, aparece un tal iPhone en escena. Apple lanzaba su primer Smartphone, con un sistema operativo llamado iOS y cuya única competencia directa podía ser ese Androide que había comprado Google y que no tardó en presentarnos. Casi cinco años hicieron falta para que alguien volviera a cambiar las reglas del juego, reglas que aceptábamos porque no creíamos posible un cambio tan drástico, algo que parecía traído del futuro. Con tan solo un año de ventas sin competencia directa, el iPhone empezó a hacer mella en los usuarios, todos querían una tienda de aplicaciones como la del iPhone, una pantalla como la del iPhone, algo que se pareciera al iPhone. Y tuvieron que esperar hasta la llegada del HTC Hero, el primer Smartphone con sistema operativo Android, la competencia directa del iPhone. Hasta ese día todos eran de Nokia o de Apple, aunque los «nokieros» (me incluyo) siempre mirábamos de reojo y con recelo al iPhone.
Nuevas reglas, nuevos jugadores y una carrera contrarreloj
Con todo patas arriba y viendo a Nokia, el Rey de los móviles, perder más y más clientes, los fabricantes comienzan a moverse rápido y a luchar donde podían sin descuidar sus planes de futuro. Algunos como Samsung y Sony Ericsson coquetearon sin éxito con el sistema operativo Symbian y seguían viendo muy de lejos a «los de iPhone» y a «los de Android». Finalmente Samsung dió el salto a Android con su primer Galaxy, el i7500 (sí, lo tuve, qué pasada!!!) y Nokia… Nokia se empeñó en seguir a lo suyo hasta que en el año 2011 cerró un acuerdo con Microsoft, en lo que pensó que podría hacer competencia a iOS y Android: Windows Phone. Ni las espectaculares cámaras con óptica CarlZeiss y resoluciones de hasta 41MP pudieron salvar a Nokia del abismo.
No puedo olvidarme de Blackberry que, gracias a su aplicación de mensajería Blackberry Messenger, logró hacerse un hueco durante un par de años entre los más jóvenes. Pero que, tras la aparición en 2010 de Whatsapp, hizo que todo pareciera un espejismo.
¿Qué ha cambiado?
Desde el iPhone 3G y la adopción de Android por parte de muchos fabricantes, todas las mejoras en nuestros Smartphone se fueron basando en: mejores cámaras, mejores y mayores pantallas, intentos de mejorar la autonomía… La incorporación del lector de huellas como medida de seguridad es lo más avanzado que hemos visto. Pero ya llevamos unos años estancados, ningún fabricante se atreve a innovar de verdad, a darnos algo fresco y nuevo. No hablo de diseños, que ya se ven muchas pantallas curvas a las que no encuentro un sentido funcional (es mi opinión). Ni de mejores o dobles cámaras, porque prácticamente nadie imprime sus fotos y en la pantalla del móvil todas se ven bien. Hablo de un cambio ilusionante, quiero «Moto Mods«, «LG & Friends«, quiero algo que cambie las reglas del juego otra vez. Quiero que alguien resucite Project Ara, era mi gran esperanza y lo han tirado por la borda después de enseñarnos cómo se pone un cámara «en caliente» en el Smartphone y funciona…
Sólo quedan Google y Nokia en este 2016
Este año ya sólo nos quedan por ver los nuevos Google Pixel y esperar si Nokia por fin vuelve. No quiero lo mismo renovado, quiero algo nuevo.
Por eso, como pido en el título:
«Nokia, has tenido tiempo para aprender de tus errores, tiempo para saber qué queremos, tiempo para que recuperes tu esencia y sepas volver a atraer nuestras miradas. Sé que no soy el único que tiene puestas esperanzas en ti. Nokia, si vuelves pronto, cambia de nuevo las reglas del juego».