Mi iPad con teclado

 

Ayer a la mañana me tocó en suerte la ardua e interminable tarea de esperar a mi esposa a que saliera de la peluquería para recogerla (es broma, lo pasé en grande -esto es por si me lee-). Tenía dos opciones, a cual más válida: una era marcharme y cuando se fuera acercando la hora volver a recogerla, y una segunda quedarme a esperarla. Como habéis podido comprobar, opté por la segunda.

Portaba en mi bolsito para estos menesteres mi iPad Air 2 color dorado comprado el año pasado y un teclado marca Logitech Ultrathin blanquito del que estoy muy muy contento por su delgadez y lo eficaz que se maneja en IOS 9. En el mejor de los casos, debería esperar en un bar aledaño al menos hora y media, (pensé con algo de lucidez, cosa extraña en mi un sábado por la mañana),  y decidí escribir durante ese tiempo la opinión fundada sobre cierta aplicación que me rondaba durante varios días por mi cabeza.

Encendí el iPad, así como el teclado en su lateral derecho (luz verde y azul para decirme que se había sincronizado con el bluetooth), y posteriormente clickeé en el icono de la aplicación Ulysses (una mariposa amarilla muy chula) sin importarme lo más mínimo lo que estuvieran haciendo el resto de los fieles usuarios que en aquella cafetería esa mañana la regentaban, poniéndome cómo un poseso a aporrear las diminutas teclas como si no hubiese un mañana.

Debo decir que con anterioridad utilizaba para escribir en texto plano Markdown la App Editorial que con sus flujos de trabajo me resolvían con rapidez y eficiencia mi necesidad de escribir pero alguien en Twitter me recomendó Ulysses, creo que fue @asiergmorato, y desde la primera vez que la usé fue un flechazo a primera vista. Hace todo lo que puedo pedirle a este tipo de aplicaciones y mucho más.

Una de las características que acabaron por amarla con pasión ribereña (emulando al gran Emilcar), era que podía exportarse a la red de blogs Medium con una facilidad pasmosa, lo cual hizo que volviera de nuevo a desempolvar mi cuenta en ese servicio y darle un poquillo de vidilla.

Ya habían transcurrido una hora y seguía ultimando mi artículo cuando en ese preciso instante recibí un inquietante mensaje de Whatsapp que decía: «Ya me tomaron el pelo, ¿dónde estás?». En estado de shock (no fue para tanto), pulsé el icono de compartir (exportar en Román paladino) a Media (Medium para entendernos -previamente había introducido los datos de mi cuenta-) y en pocos clics observé que se había publicado, parecía magia potagia, un milagro de la tecnología.

Mi recomendación es que si escribís en Medium y tenéis por casa perdido un iPad, darle una oportunidad (o varias de ellas) a Ulysses (resulta algo cara pero os aseguro que vale cada penique que paguéis por ella), no quedaréis defraudados, es sin lugar a la duda la combinación perfecta.