Según un estudio publicado en la revista Nature Materials, un equipo de investigadores de la Universidad de Rice ha conseguido el control remoto de moscas de la fruta. Lograron piratear los cerebros de estos insectos para ordenarles, exitosamente, que realicen uno u otro movimiento específico inalámbricamente.
Control remoto de moscas de la fruta: ¿un acercamiento al control de cerebros humanos?
Y es que con tan solo un click, este grupo de científicos pueden mover las alas de una mosca remotamente. Como si se tratara de un coche radio control, el diminuto insecto obedece las órdenes que estos envían por el aire.
Pero no estamos hablando de moscas domesticadas que hacen lo que les pedimos. En este caso, no les queda más remedio por que no estarían actuando por sí solas en realidad.
Expertos en ingeniería genética, nanotecnología e ingeniería eléctrica diseñaron genéticamente (mas bien modificaron) moscas especiales. Estas muestran un canal iónico sensible al calor que, al ser activado, hace que el insecto extienda sus alas.
Para activar estos «sensores del calor» el equipo de ingenieros inyectaron nanopartículas magnéticas de óxido de hierro. Estas se calientan rápidamente en presencia de una carga magnética.
Al generar un campo magnético, los científicos pueden estimular esas nanopartículas y, a su vez, los iones sensibles al calor. En definitiva, pueden controlar las alas de una mosca de la fruta generando un determinado campo magnético.
Puede apreciarse que cuando el indicador ‘AMF’ (campo magnético) se encuentra activo, las alas de la mosca se abren. En el caso opuesto, se repliegan (fíjese en los puntos amarillo y naranja del extremo de ambas alas).
«El control remoto de circuitos neuronales seleccionados con campos magnéticos es una especie de santo grial para las neurotecnologías. Nuestro trabajo da un paso importante hacia ese objetivo porque aumenta la velocidad del control magnético remoto, acercándolo a la velocidad natural del cerebro».
El coautor Jacob Robinson en un comunicado de prensa
Según parece, para alcanzar la precisión natural del cerebro humano, es necesario obtener una respuesta de unas pocas centésimas de segundo. Aún queda mucho por recorrer, pero el camino parece no distar mucho del correcto.
Vía Nature Materials