El rápido avance de la inteligencia artificial (IA) está sacudiendo el mundo tecnológico, empresarial y político como nunca antes. En Silicon Valley, las afirmaciones extravagantes y las proclamaciones salvajes hacen pensar que el paraíso virtual prometido durante tanto tiempo finalmente está al alcance de la mano.
El sueño de la IA se vuelve realidad en Silicon Valley
La idea de una nueva tecnología que transforme por completo nuestra existencia ha sido anticipada durante décadas en Silicon Valley. Esta nueva tecnología unirá a humanos y máquinas, potencialmente para bien pero también para mal, dividiendo la historia en un antes y un después.
Existen varias posibilidades sobre cómo se podría dar este cambio drástico. Una de ellas es que las personas añadan la potencia de procesamiento de una computadora a su propia inteligencia innata, convirtiéndose en versiones mejoradas de sí mismos. O tal vez las computadoras se vuelvan tan complejas que realmente puedan pensar, creando una «mente global».
En ambos casos, los cambios resultantes serían drásticos, exponenciales e irreversibles. Una máquina superhumana autoconsciente podría diseñar sus propias mejoras más rápido que cualquier grupo de científicos, desatando una explosión de inteligencia. Siglos de progreso podrían ocurrir en años, e incluso meses. La Singularidad es como una honda que nos lanzará al futuro.
La inteligencia artificial es el último producto estrella de Silicon Valley: trascendencia a la carta
«El advenimiento de la inteligencia artificial general se llama la Singularidad porque es tan difícil predecir qué sucederá después», dijo Elon Musk, quien dirige Twitter y Tesla, a CNBC el mes pasado. Afirmó que creía que «una era de abundancia» resultaría, pero también existe «alguna posibilidad» de que «destruya a la humanidad».
El defensor más entusiasta de la IA en la comunidad tecnológica es Sam Altman, CEO de OpenAI, la startup que ha provocado la actual fiebre con su chatbot ChatGPT. Él afirma que la IA será «la fuerza más poderosa para el empoderamiento económico y para que mucha gente se enriquezca que jamás hayamos visto».
Altman firmó una carta abierta el mes pasado lanzada por el Center for AI Safety, una organización sin fines de lucro, en la que afirmaba que «mitigar el riesgo de extinción causado por la IA debería ser una prioridad mundial» y se equiparaba con «pandemias y guerra nuclear». Otros firmantes incluyeron a colegas de Altman en OpenAI y científicos informáticos de Microsoft y Google.
El apocalipsis no es un territorio desconocido en Silicon Valley. Hace algunos años, parecía que cada ejecutivo tecnológico tenía un búnker de apocalipsis completamente equipado en algún lugar remoto pero accesible.
En 2016, Altman dijo que estaba acumulando «armas, oro, yodo de potasio, antibióticos, baterías, agua, máscaras de gas del Ejército de Defensa de Israel y un gran terreno en Big Sur al que puedo volar». La pandemia de coronavirus hizo que los preparacionistas tecnológicos se sintieran validados, por un tiempo. Ahora, se están preparando para la Singularidad.
Vida Eterna, Ganancias Eternas
En Washington, Londres y Bruselas, los políticos han sido lentos en comprender el alcance del cambio tecnológico que se avecina. Tienen suficiente en sus platos con la pandemia, la inflación, el calentamiento global y las tensiones geopolíticas.
Algunos críticos de la IA ven la Singularidad como una forma de distracción. El mayor riesgo no es una trascendencia al estilo de Silicon Valley, sino un estancamiento político y regulatorio. Elon Musk se preocupa de que las leyes y regulaciones estadounidenses «no están muy por delante de la IA». El mes pasado, pidió a los reguladores que intervengan y establezcan un «marco jurídico básico» para la IA.
Los promotores de la Singularidad están, al menos en parte, en la misma página. Gwern Branwen, un autor de fanfiction y comerciante de bitcoins, escribió en un artículo de 2021 que las amenazas existenciales de la IA eran reales, pero «las probabilidades de que ocurran son difíciles de medir y las discusiones hasta ahora se han vuelto terriblemente polarizadas».
Branwen propuso que el mejor camino para la humanidad era abrazar la IA en todas sus formas, fomentar la competencia en el desarrollo de la IA y evitar la concentración de poder en unas pocas manos. También advirtió que el intento de regular la IA con demasiada fuerza «podría retrasar la IA lo suficiente como para evitar la Singularidad, solo para encontrarnos con que la civilización colapsa de todos modos».
Tal vez, después de todo, el equilibrio entre la IA y la humanidad es más complicado que la dicotomía entre apocalipsis y utopía. Hasta entonces, Silicon Valley seguirá adelante, soñando con la Singularidad mientras empuja los límites de la tecnología y se esfuerza por dar forma a un futuro incierto.
Vía The Economic Times.