A pesar del asombroso impacto inicial de ChatGPT y la adopción masiva de usuarios, OpenAI se encuentra ante un desafío fundamental: la sostenibilidad financiera. Ser una startup tecnológica implica primero ganar usuarios y, posteriormente, rentabilizar los servicios. Sin embargo, el coste operativo de OpenAI ha crecido significativamente.

La creación de chips podría ser la respuesta para OpenAI

El CEO de OpenAI, Sam Altman, describió el costo de operar ChatGPT como «eye-watering». Se estimaba que la IA generativa le costaba a la startup más de 20 millones de dólares al mes, y esto no incluye los gastos relacionados con otras herramientas, como Dall-E.

La creación de chips podría ser la respuesta para OpenAI.

Para reducir los costes operativos, OpenAI podría considerar la creación de sus propios chips. Diseñar chips personalizados podría aumentar la eficiencia energética y optimizar el rendimiento de su software. Esta estrategia ya ha sido adoptada por muchas empresas tecnológicas líderes.

Diseñar chips personalizados no es tarea sencilla. Requiere inversiones significativas, personal altamente especializado y relaciones con proveedores de componentes. Además, la cadena de suministro de chips se enfrenta a desafíos geopolíticos y de aprovisionamiento que pueden complicar el proceso.

OpenAI se encuentra compitiendo con gigantes tecnológicos como Google y Amazon, que han invertido fuertemente en inteligencia artificial generativa. Tener chips personalizados podría dar a OpenAI una ventaja competitiva en términos de eficiencia de computación.

La inestabilidad actual en la cadena de suministro de chips, exacerbada por tensiones geopolíticas y problemas de aprovisionamiento, complica aún más la creación de chips personalizados. Sin embargo, las ventajas potenciales son tentadoras.