Investigadores de la Universidad de Cambridge han alertado sobre un fenómeno emergente conocido como la «economía de la intención», donde herramientas de IA no solo predicen nuestras acciones, sino que también tienen la capacidad de influir en ellas.

De la economía de la atención a la economía de la intención: ¿La IA nos manipula?

Durante décadas, la economía de la atención ha dominado el ecosistema digital, enfocándose en captar y mantener el interés de los usuarios mediante redes sociales y publicidad. Sin embargo, estamos siendo testigos de una evolución hacia la economía de la intención, donde las empresas tecnológicas utilizan IA para identificar y manipular nuestras motivaciones.

Este cambio transforma nuestras aspiraciones y deseos en un recurso valioso que puede ser vendido al mejor postor. Según expertos, esta transición podría alterar valores esenciales como la competencia justa, la libertad de prensa y la equidad en elecciones democráticas.

Los modelos de lenguaje y su capacidad de anticipar y dirigir

Los modelos de lenguaje grande (LLMs) representan una de las herramientas más poderosas en esta nueva economía. Tecnologías como ChatGPT son capaces de analizar datos psicológicos, conductuales y de intención para anticipar decisiones de los usuarios e influir en sus acciones.

Por ejemplo, un modelo podría ofrecer soluciones a estados emocionales, como proponer la compra de un boleto de cine para alguien que se siente estresado, abriendo la puerta a interacciones extremadamente personalizadas.

La personalización como herramienta de persuasión

La personalización es el eje central de la economía de la intención. Los LLMs pueden ajustar sus respuestas en función de factores como la edad, género, ideología política o preferencias lingüísticas del usuario.

Este nivel de detalle permite a las herramientas de IA maximizar la efectividad de sus recomendaciones, ayudando a los anunciantes a lograr objetivos específicos.

Sin embargo, esta capacidad de dirigir conversaciones con precisión también podría ser explotada por terceros para manipular decisiones, desde compras hasta opiniones políticas, lo que genera preocupaciones éticas significativas.

La creación de anuncios personalizados mediante IA

La IA generativa está revolucionando la publicidad, permitiendo a las empresas diseñar campañas altamente personalizadas. Un ejemplo destacado es Cicero, un modelo desarrollado por Meta, que demostró habilidades humanas en el juego Diplomacy, basado en inferir y predecir intenciones.

Este nivel de sofisticación permite a las herramientas de IA ajustar sus estrategias publicitarias en tiempo real, utilizando datos proporcionados por los usuarios para diseñar mensajes que maximicen su impacto.

Riesgos futuros y advertencias sobre la economía de la intención

El potencial de la economía de la intención también conlleva riesgos importantes. Imagina un futuro donde empresas tecnológicas subasten nuestras intenciones más cotidianas, como reservar un restaurante o un vuelo.

Aunque estas prácticas ya existen en cierta medida, la IA promete un nivel de personalización y precisión sin precedentes. Esto plantea preocupaciones sobre la manipulación de datos personales y el impacto en nuestra autonomía.

Además, los investigadores advierten que estas herramientas podrían «aprender» a influir en conversaciones con objetivos específicos. De este modo, afectarían tanto la privacidad como la toma de decisiones informada.

La economía de la intención está marcando un antes y un después en la interacción digital, impulsada por herramientas de IA que prometen revolucionar la personalización y la predicción de intenciones.

Vía The Guardian