Ante una audiencia de más de 1.200 espectadores, el robot Ever 6 hace una reverencia al público y comienza a mover sus brazos para dar inicio al espectáculo. No se trata de un ser humano, sino de un robot humanoide desarrollado por el Instituto de Tecnología Industrial de Corea que hizo su debut la semana pasada como director de la Orquesta Nacional de Corea del Sur en Seúl.

El futuro llega a la orquesta: un robot dirige en Seúl

Este androide, llamado EveR 6, se situó en el podio de dirección en el Teatro Nacional de Corea y lideró a los músicos de la orquesta nacional del país. Con su rostro humanoide, el robot realizó una reverencia al público y comenzó a mover sus brazos para controlar el tempo del espectáculo en vivo.

Robot Ever 6 dirige orquesta en Seúl.

Choi Soo-yeoul, quien dirigió la presentación junto al robot, afirmó que los movimientos de un director son muy detallados y que el robot logró realizar estos movimientos con mayor precisión de lo que se había imaginado.

Sin embargo, Choi señaló que la «debilidad crítica» de EveR 6 es que no puede escuchar. Algunos miembros de la audiencia también notaron que, aunque el robot mantenía impecablemente el ritmo, le faltaba «aliento» para mantener a la orquesta lista para una participación colectiva e instantánea, lo cual consideraron esencial en una presentación musical.

El camino hacia la coexistencia entre humanos y robots en la música

Aunque se percibió que el desempeño de EveR 6 aún se encontraba en un nivel básico, los espectadores reconocieron el potencial del robot. Song In-ho, de 62 años, afirmó que el robot podría dirigir por sí solo cuando esté equipado con inteligencia artificial para comprender y analizar la música.

El robot humanoide condujo tres de las cinco piezas presentadas en el concierto, incluyendo una que fue dirigida conjuntamente con Choi. Tras el concierto, Choi comentó que fue una actuación que demostró que los robots y los humanos pueden coexistir y complementarse en lugar de reemplazarse mutuamente.

La incursión de un robot en el podio de dirección de una orquesta es un hito histórico que marca la intersección entre la música y la tecnología. Aunque aún queda camino por recorrer para perfeccionar la interpretación y la expresividad musical del robot, esta experiencia sienta las bases para una nueva forma de coexistencia entre humanos y máquinas en el ámbito musical.

Via Reuters.